Por las pistas señaladas en el apartado anterior, los movimientos solidarios entre pueblos prefieren hablar de mundialización y no de globalización, traducida en cooperación, respeto e igualdad de oportunidades para todos. Porque la globalización no será capaz de sacar de la pobreza a los 4.360 miññones de pobres que actualmente existen en el mundo, y porque una centralización creciente del poder de decisión puede escapar a todo control democrático. No olvidemos que el capital, en el neoliberalismo, se dirige hacia donde hay posibilidad de reproducirse y acumularse.
Pedro Casaldáliga y otros abogan por una «mundialización de la solidaridad y de la esperanza», porque nunca el mundo fue tan desigual y pobre; hemos pasado de los pobres a los empobrecidos, a los excluidos, a los sobrantes. Existe un billón y pico de personas con menos de un dólar por día, cuando bastaría cerca del 1% de la renta mundial para erradicar la pobreza mundial.
J. Ratzinger ha afirmado «que el nuevo orden mundial es egoísta, basado en el egoísmo de los más ricos y no en una filosofía del amor y de la solidaridad».
La mundialización supone, en contra de la globalización, la revolución de la solidaridad y de la comunión entre pueblos. Y debe llegar a lo cultural, económico, político y social. Un programa de este tipo comportaría, al menos, lo siguiente:
1. Garantizar el acceso a un consumo mínimo para todos.
2. Desarrollar y aplicar tecnologías sostenibles para ricos y pobres.
3. Hacer que el sistema fiscal y los precios sirvan para detener el daño ambiental y aumentar el consumo de los pobres.
4. Mejorar la educación y la información de los consumidores del Norte y del Sur.
5. Fortalecer los mecanismos internacionales para controlar los efectos del consumo a escala mundial.
6. Construir redes entre asociaciones y ciudadanos de diversos ámbitos: consumidores, ecologistas, lucha contra la pobreza, género, derechos humanos, etc.
7. Promover los mecanismos que garanticen la libre circulación de información y la participación política de los ciudadanos, dentro y fuera de fronteras nacionales.